Entre Dallas Buyers Club y El lobo de Wall Street hay extraordinarias coincidencias. Ambas crecen sobre relatos extraídos de eso que algunos productos cinematográficos denominan realidad. Ambos emanan de los restos de un pasado reciente en donde se vislumbran las miserias del presente.

Casi nadie contaba con ella pero cuando el jurado del Zinemaldia la escogió como la mejor película de la edición de 2013, más de uno reconsideró la escasa atención que se le había prestado. De aspecto humilde, vocación pedagógica y voluntad reivindicativa, Pelo Malo crece sobre dos naturalezas muy diferentes.