Precedida por el escándalo que provocó su secuencia central, la que recoge una sesión de violenta tortura, Heli confirma a su director, Amat Escalante como otro autor notable en el panorama cinematográfico de un México que, en los últimos tiempos, ha sabido imponer una presencia internacional, hasta hace unos años impensable.

En algún sitio, en el infinito, se entrecruzarán las dos naturalezas que dan sentido a Metro Manila, pero desde luego eso no sucede jamás en las casi dos horas que dura su relato, lo que provoca una sensación de quiebra. De una parte, Metro Manila describe las duras condiciones de los desahuciados en un país de pobreza y contraste, de violencia e indefensión.