Cuando se cumplen 60 años de Cuentos de Tokio, tal vez la más conocida de las obras maestras de Yasujiro Ozu, Yôji Yamada, un veterano director japonés nacido hace 82 años, vuelve su rostro a aquel momento. Un tiempo en el que, cuando tenía poco más de veinte años, vio un filme y supo que jamás podría superar aquel bello monumento.

En su deseo de ser el más norteamericano de los cineastas franceses, Luc Besson se da el gusto de dirigir a Robert de Niro. Por si eso no fuera suficiente, recupera a un mito sensual de los años 80, Michelle Pfeiffer. Pero para comprender mejor la naturaleza de esta comedia hogareña es útil rememorar la juventud de Besson.

Hace trece años, Santi Amodeo se presentó con El factor Pilgrim (2000), un filme-disparate realizado junto a Alberto Rodríguez. Aquella comedia insolente, rodada en Londres, versión cañí de Trainspotting, sin dinero ni posibles, fue una carta de presentación que alcanzó una antagónica reacción. Para cierta crítica canónica, aquello era una broma soez carente de valor y de buen gusto.