El velo que les aguarda
Título Original: WADJDA Dirección y guión:  Haifaa Al-Mansour Música: Max Richter. Fotografía: Lutz Reitemeier Intérpretes:Reem Abdullah, Waad Mohammed, Abdullrahman Al Gohani , Sultan Al Assaf  y  Ahd Nacionalidad:  Arabia Saudita y Alemania. 2012  Duración: 98 minutos ESTRENO: Julio 2013

Hasta llegar aquí, Haifaa Al-Mansour, la octava hija de un total de doce hermanos del poeta saudí, Abdul Rahman Mansour, ha inscrito su biografía en una itinerancia que le llevó de Egipto a Australia. Cubierto su ciclo de formación, con un puñado de premiados cortometrajes a sus espaldas, éste, su primer largometraje, La bicicleta verde, recorre el mundo levantando una entusiasta adherencia. Su historia, la de una niña que mezcla las zapatillas deportivas con el pañuelo en la cabeza, se sabe revestida con las enseñanzas del mejor cine iraní de los últimos años. Sin duda lo evoca. Tanto que los distribuidores españoles no han dudado en cambiar su título original, Wadjda, el nombre de su protagonista, para titularla con un guiño que evoca El globo blanco (1995) de Jafar Panahi.  Como en el filme de Panahi, una niña sirve de vehículo para desgranar una realidad social, en este caso la que actualmente se vive en Riad.
La intención de Haifaa Al-Mansour busca resaltar la discriminación que sufre la mujer en una sociedad fundamentalista. Wadjda, una niña tan pícara como inteligente, sueña con tener una bicicleta, un capricho infantil que, al ser mujer, en su país constituye una grave falta. En un universo opresivo, en una sociedad donde la mujer no muestra en público ni su rostro, ni su voz y, ni mucho menos, sus aspiraciones íntimas, la niña a la que la joven actriz Waad Mohammed le confiere una presencia inolvidable, se convierte en un testigo de cargo.
Su espontaneidad levanta interrogantes sin respuesta, heridas sin tratamiento. Plano a plano, la cineasta acumula pruebas que fuerzan al público a alinearse con Wadjda y a repudiar un sistema que relega a las mujeres a vivir sepultadas bajo velos y mordazas. En ese entorno represivo, en ese paisaje asfixiante, la directora recrea anécdotas que muestran la injusta condición de la mujer en Arabia Saudí. Una amenaza que alcanza su plenitud en el último plano, cuando la niña, tras una veloz carrera con su bicicleta, llega a una intersección en un cruce de carreteras. Wadjda se detiene y mira a los dos lados antes de cruzar. Y antes de cruzar, metonimia del incierto futuro que le aguarda, se interrumpe esta inteligente película dejando al público sumergido en la incertidumbre y la duda.
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