La muerte de la inocencia

Título Original: IN THE FOG / V TUMANE Dirección:  Sergei Loznitsa  Guion:   Sergei Loznitsa; basado en la novela de Vasili Bykov Intérpretes:  Vladimir Svirskiy, Vladislav Abashin, Sergei Kolesov, Vlad Ivanov y  Nikita Peremotovs Nacionalidad:  Alemania, Holanda, Bielorrusia, Rusia y Letonia.  2013   Duración: 107 minutos ESTRENO: Marzo 2013


La imagen que sirve como emblema del contenido de En la niebla, es decir el cartel que lo preludia, ofrece, como acontece en algunas extrañas películas, una diferencia sustancial en su percepción en función de si se ha visto o no la película. De hecho, en el segundo caso apenas se aprecia del todo la escena. Y es que casi todo cuanto envuelve a este filme parece perderse en la niebla que lo titula. Por ejemplo, cuando se habla de su director, Sergei Loznitsa (Bielorrusia, 1964), se suele invocar la figura de Tarkovski. Y eso se debe a una perezosa y obvia asociación geográfica que no acierta a atravesar la epidermis del autor de Sacrificio y que apenas sabe nada de este Loznitsa que se inició en el mundo del cine como un riguroso documentalista. Por cierto, desconocido en la península, hace años el festival de Las Palmas acogió una atractiva retrospectiva sobre toda su obra. 
El caso es que esa imagen del cartel, en la que vemos a un personaje mirarnos a la cara,. lleva en sus retinas una pregunta desesperada. A través de él, Loznitsa, cuyo primer documental recreaba con material de archivo el cerco de Leningrado durante la segunda guerra mundial, resalta la imposibilidad de la inocencia, o su total impotencia, en un mundo en guerra. Loznitsa abre su segunda película de ficción con un paseillo, el que dan unos prisioneros de guerra camino del cadalso. Son resistentes rusos a la invasión nazi. En un plano secuencia, en un gesto que algo sabe del Klimov de Ven y mira, Loznitsa deja fuera de campo la ejecución para mostrar la indiferencia de esos verdugos a los que Fritz Lang les dedicó una inolvidable película. Luego, lo que viene a continuación y lo que dura prácticamente toda la película, es un acto fallido de venganza, un ajuste de cuentas desafortunado y un periplo hacia el abismo del horror. Allí donde otros cineastas pusieron fuego y sangre, espectáculo y masas, Loznitsa solo muestra un drama de cámara, un ritual lúgubre que pretende hacer justicia en una tierra que habita en la locura y la muerte. Ese personaje que desde el fondo del cartel interpela al espectador se descubre como el último mártir de un mundo que avivó el peor de los infiernos en la guerra mundial. Una víctima cuya mirada reclama poner fin a algo que todavía sigue pasando.

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