Amor a la italiana
Título Original: LOVE IS ALL YOU NEED Dirección:  Susanne Bier   Guion:  Anders Thomas Jensen   Intérpretes:  Pierce Brosnan, Tryne Dyrholm, Kim Bodnia, Molly Blixt Egeling, Paprika Steen y Sebastian Jessen Nacionalidad:  Dinamarca e Italia. 2012 Duración: 112 minutos ESTRENO: Enero 2013

Liberado del personaje de James Bond, el penúltimo 007, Pierce Brosnan, ha encontrado un solvente status actoral al diversificar sus presencias en dos tipos de películas muy distintas. Ambas, curiosamente, resultan a su vez equidistantes de las aventuras de Ian Fleming. En un caso, Brosnan se embarca en historias oscuras, a veces incluso pantanosas, con pliegues inquietantes y perfiles perversos. En el otro, no duda en zambullirse en comedias románticas sostenidas por el atractivo de un físico que a sus 59 años no ha perdido su magnetismo. A la primera categoría pertenecen obras como El escritor / The Ghost Writer (2010) de Roman Polanski. A la segunda, Mamma Mia! (2008) de Phillyda Lloyd. La película de Bier evidentemente se acerca más al tono ABBA y a su público.  
Susanne Bier se dio a conocer  internacionalmente bajo el pabellón Dogma 95 comandado por Lars Von Trier. O sea cámara nerviosa, drama crudo y huida de todo artificio industrial. Hace un par de años, Bier ratificó su éxito con En un mundo mejor. Ahora, lejos de aquel singular examen a la mala conciencia de la Europa del bienestar frente al tercer mundo, y de nuevo escoltada por su guionista habitual, Anders Thomas Jensen, se desliza por el terreno del romance adulto con un relato menos complaciente de lo que aparenta, pero más edulcorado de lo que pide su argumento.
Dejando a un lado que para Brosnan, quien perdió a su primera mujer víctima del cáncer, la temática del filme le roza en algún modo, Amor es todo lo que necesitas se ve como una película tan epidérmica como irregular. Un híbrido que se sostiene por la fuerza de sus dos principales personajes,  pero que se desmorona por la insustancialidad del resto del reparto y la falta de garra para sostener una trama cuyo desenlace se adivina desde el comienzo. Sin duda para Bier se trata de una empresa ligera, casi un divertimento que exalta los valores de la autenticidad y la capacidad del ser humano para rehacer su vida y enfrentarse a la enfermedad. Pero deseosa de regatear al melodrama y de no chocar con el tremendismo del tema, Bier se abraza demasiado a la caricatura y la comicidad y ese equilibrio entre la tarjeta postal y el sentimiento hondo, se rompe desde el mismo comienzo.

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