La lengua como metáfora
Título Original: GARTXOT Dirección: Asisko Urmeneta y Juanjo Elordi Guion: Asisko Urmeneta y Edorta Barruetabeña Música: Benito Lertxundi Nacionalidad: España. 2011 Duración: 85 minutos ESTRENO: Noviembre 2011
Con La vuelta al mundo, ¡gratis!, Asisko Urmeneta dio el salto al mundo del largometraje de animación. El planteamiento, algo gamberro, bastante insolente y finalmente con la mayor parte de sus efectivos críticos desactivados en beneficio de alcanzar públicos más amplios, dejó inscritas dos lecciones impagables. La primera, la necesidad de conferir a los personajes, sean o no carne de dibujos animados, un perfil psicológico que los concrete en algo próximo. Y la segunda que, por muy animado que sea un filme, no se puede ignorar la necesidad de crear climax alternando momentos de acción acelerada con secuencias en las que los personajes se asienten, crezcan y se revelen.
A las virtudes incipientes de aquel trabajo iniciático, una solvencia para el dibujo capaz de imprimir personalidad y atractivo, ahora añade Asisko Urmeneta con la complicidad de Juanjo Elordi en la dirección y Edorta Barruetabeña en el guión, un tratamiento más contenido y reposado.
Curiosamente Urmeneta ha dejado de lado ese tono cool de su vuelta al mundo, algo que en el fondo encerraba un guiño tradicional a Julio Verne, por una incursión en uno de esos relatos inmemoriales que han sido objeto de decenas de adaptaciones literarias y teatrales.Hablamos de la leyenda del Bardo de Itzaltzu, un texto ambientado en el medievo navarro y que Arturo Campión recuperó y divulgó de manera decisiva en el siglo XX. Convertido en un texto de referencia obligada en el mundo del nacionalismo vasco, la poética de su odisea deviene en algo universal.
Este Gartxot dibujado con líneas agudas y pulso enérgico cultiva una exaltación del sentimiento. Su relato, la tragedia del bardo enfrentado al abad del monasterio de Roncesvalles, aporta un tejido susceptible de provocar la emoción. Y así lo hace. Lo que acontece en este caso es que Gartxot redobla su capacidad de conmoción gracias a un sensible trabajo de equilibrios entre la música, el ritmo y el relato. Es probable que ahora pase inadvertido para el gran público, especialmente para el adulto; pero es más que posible que estemos ante el nacimiento de un pequeño clásico que perdurará como obra de referencia a través del tiempo.
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