Náufragos en la Europa del malestarTítulo Original: SNABBA CASH Dirección: Daniel Espinosa Guion: Maria Karlsson, según la obra de Jens Lapidus Intérpretes: Joel Kinnaman, Matias Padin Varela, Dragonir Mrsic, Lisa Henni, Jones Danko y Lea Stojanov Nacionalidad: Suecia. 2010 Duración: 119 minutos ESTRENO: Septiembre 2011

Dinero fácil (pro)viene del espacio polar de la nueva narrativa nórdica que, tanto en su versión literaria como en la cinematográfica, pasa por un dulce (re)nacer. Se trata de un desperezamiento que nos recuerda que hubo un tiempo en el que desde paises como Suecia, Noruega y Dinamarca fluía el mejor cine europeo. Eran tiempos de melodrama de arte y ensayo, días de vanguardia y poesía con películas que se adentraban en las profundidades del alma y que escarbaban en las posibilidades expresivas del arte cinematográfico. Soplaban vientos serios y esperanzados.
El tiempo y lugar que ahora muestra Dinero fácil es muy diferente. Es sobre todo un tiempo de mestizaje y narcotráfico en una atmósfera de prisas, confusión y soledades. Estamos ante un escenario multirracial y convulso, un microcosmos de identidades borrosas, de perfiles rugosos y de adscripciones al género negro.
Como se ha dicho, Dinero fácil se mueve en ese espacio abonado por el éxito del best seller y vestido a la moda del thriller contemporáneo europeo tras el paso del huracán tarantiniano. Como la saga de la chica que soñaba con una cerilla, la obra de Jens Lapidus, en cuyas novelas se basa esta adaptación, tiene vocación de folletín, dimensión de trilogía y querencia por llegar al final del viaje con una moraleja aleccionadora que dinamite la adormecida sensación de que el bienestar europeo carece de cloacas. Al contrario. La crisis y el hacinamiento migratorio, los restos de las guerras europeas de finales del siglo XX y las ambiciones usureras de los bancos del siglo XXI tejen un tapiz aterrador que no huele bien.
Esas son las intenciones de este filme que, de momento, ha dado a su director, el sueco de origen latino Daniel Espinosa, el pasaporte para rodar en EE.UU. Dentro de poco, Espinosa no será este hispano-nórdico desconocido sino el director de Safe house, un filme protagonizado por Denzel Washington, Sam Shepard y Ryan Reynolds (Linterna verde), entre otros.
Dicho de otro modo, Dinero fácil, más allá y/o además de su contenido narrativo, ha servido para certificar que Daniel Espinosa posee un estimable pulso para la dirección. Eso lo demuestra con una trama que crece sobre tres personajes, tres arquetipos de esa Suecia habitada por gentes de orígenes diversos. En cierto modo, Dinero fácil se acerca al filme de Fatih Akin, Corto y con filo. Como en la obra iniciática del cineasta turco-alemán, el filme de Espinosa entrecruza razas, religiones y violencias en un tejido que se desgarra cuando echa mano del sentimentalismo y que se muestra firme cuando se adentra en la coreografía de la traición. En su afán por aproximar sus protagonistas al espectador, ninguno de ellos recomendable para compartir nada, el filme ablanda, a través de lacrimógenas coartadas familiares, lo que no necesita de muletas emocionales. Cuando éstas desaparecen, cuando hay más tensión y menos niños, la coreografía de la desesperación de sus protagonistas permite reencontrar un género que Hollywood nunca dejó ir y que en Europa ha dado lugar, de modo intermitente, a filmes poderosos e inolvidables.
Dinero fácil no pertenece a lo mejor de ese club, aunque garantiza una visión vibrante con secuencias poderosas y con personajes que podrían haber sido inmensos. Como queda entreabierta la posibilidad de que se lleven al cine las otras entregas de este relato, cabe confíar en que, al contrario de lo acontecido con Millennium, Dinero fácil se mejore a sí misma y de paso a esa tragedia enorme de perfiles shakespearianos que habita en su interior: la brutal entente de tres canallas unidos por el miedo, la (des)lealtad y la ambición.
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