La familia que trabaja unida…

Título Origina,: SUNSHINE CLEANING Dirección: Christine Jeffs Guión: Megan Holley Intérpretes: Amy Adams, Emily Blunt, Alan Arkin, Jason Spevack, Steve Zahn, Mary Lynn Rajskub, Clifton Collins Jr. y Kevin Chapman Nacionalidad: EE.UU. 2008 Duración: 102 minutos ESTRENO: Julio 2010

En su entramado interior, Sunshine Cleaning teje su razón de ser sobre un material alegórico de profundo calado. Megan Holley, autor del guión, imagina una situación terrible presidida por el vértigo que provoca el vacío de una madre suicida. Su ausencia (des)compone un cuadro familiar aterrador. Un padre viudo que se evade de la realidad ideando negocios ruinosos. Y dos hijas inadaptadas, desorientadas. La mayor, vive con un hijo peculiar que tampoco encaja con lo normal. La menor, va de trabajo en trabajo sin encontrar sentido a su existencia. Perdedores rotos por una brecha inasumible: la muerte; los cuatro miembros de esta familia desestructurada viven en un remolino en cuyo núcleo descansa el enigma de la madre muerta. Lo que el filme plantea y Christine Jeffs dirige con poses indies y la presión de unos productores deseosos de repetir el éxito de Pequeña Miss Sunshine, pone cerco a la construcción del puente necesario para sortear esa oscura grieta. Fruto de su tiempo, Sunshine Cleaning se enfrenta a tan espinosa carga melodramática con la coartada del humor y la paradoja. De ahí que, con pinceladas negras, Sunshine Cleaning tenga la ocurrencia de hacer que las dos hermanas inicien una empresa juntas que consiste en limpiar los restos de muertes sangrientas. Esos espacios encharcados por la (auto)violencia, el último escenario de suicidas y asesinados, les confiere la posibilidad de ganar dinero al tiempo que se asoman a un escaparate en el que cauterizar la cicatriz materna.
El reparto muestra firmeza y convicción; el telón de fondo ofrece reflexiones sugerentes y la dirección ni se pierde ni se complica. Con todo a favor, la adición de tantos factores estimables no acaba de encontrar el engarce de autenticidad que una historia así exigía. Christine Jeffs resquebraja su filme en su empeño por perfilar una máscara que no lo parezca. Como comedia, no hay muchos lugares para la risa. Como drama, sobra artificio y falta autenticidad. Como propuesta cinematográfica lleva puesta la camiseta del cine actual norteamericano, el que gusta en Sundance y se abre camino en Toronto para luego desembarcar en las salas alternativas de medio mundo. Simplemente es carne de su tiempo con fecha de caducidad limitada.
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