Bajo la tierra habita la muerte

Título Original: THE HURT LOCKER Dirección: Kathryn Bigelow Guión: Mark Boal Intérpretes: Jeremy Renner, Anthony Mackie, Brian Geraghty, Ralph Fiennes, Guy Pearce, David Morse y Evangeline Lilly Nacionalidad: EE.UU. 2008 Duración: 131 minutos ESTRENO: Febrero 2010

Se ha vuelto una perezosa convención sospechosa de paternal machismo realzar la querencia por el cine de acción de Kathryn Bigelow, ex-esposa de James Cameron y autora de un filme visionario titulado Días extraños. Más allá de los prejuicios y los tópicos, Bigelow, a diferencia de Cameron, se distingue por ir directa a la yugular. Argumentalmente, se diría que En tierra hostil da la vuelta a Avatar, filme con el que comparte 9 nominaciones al Oscar y un punto de partida semejante: mostrar el quebranto que provoca la presencia de un ejército extranjero en tierra sometida. Lo que en Avatar se reviste de fascinación por la tecnología y una autocomplacencia colonial disfrazada de ecologismo de escaparate, en este filme se desnuda de concesiones y evita lo especular. Bigelow levanta un filme incómodo, políticamente independiente y quizá amoral en grado abstracto.Como bien apunta el arbitrario título español, Bigelow lleva al espectador a un escenario beligerante, probablemente el mismo que mostró desde una intención muy distinta el Bertrand Tavernier de Capitan Conan. Ambientada en Irak, Bigelow se adentra en el mismo paisaje que obras como Redacted (2007) y Battle for Haditha (2008) han mostrado. Probablemente sea con estas dos obras con las que más semejanzas guarde, sólo que Bigelow se zafa de la realidad política e histórica para desarrollar una reflexión sobre la psicopatía de la muerte. Como en el filme de Brian de Palma, la frontera entre o real y lo simulado consiste en que lo segundo se percibe como más verdadero. Y a diferencia del Avatar de Cameron, hecho de maniqueísmo didáctico, Bigelow coloca al público en el cortante filo de la locura del hombre bélico.
Su principal protagonista, interpretado por Jeremy Renner y presentado como un alienígena en tierra conquistada, lucha contra la muerte enterrada en un conflicto sin rostros ni discursos. La violencia, el temor y la muerte riegan una de las películas más desoladoras y perturbadoras de los últimos tiempos. Su devenir no esboza ninguna reflexión sobre el exceso patriótico y la locura como se mostraba En el valle de Elah. El suyo es un grito desgarrado sobre la maldición que destruye a los mejores soldados: convertirse en el monstruo odiado.
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